A mediados del siglo pasado, parte de los campos de tres terratenientes de entonces: Micaela Banegas, Juan Santillán y Roberto Sebastián, terminarían sumando la extensión que hoy comprende el barrio de Villa Urquiza.
A la muerte de la señora Banegas, sus tierras pasaron al poder de su yerno (Laureano G. Oliver) y luego de su muerte, sus descendientes las dividieron en grandes parcelas, que fueron vendidas a Francisco Cayol (predio que daría origen a nuestro barrio, treinta manzanas delimitadas por Roosvelt, Pedro Ignacio Rivera y Altolaguirre) y a Francisco Chas e hijos.
La fracción adquirida por Juan Santillán, se trataba de una extensa lonja (Crámer hasta Artigas entre Olazábal y Monroe). Luego los campos de Santillán fueron vendidos a Julio Caprera, que termino fraccionándolas en hectáreas y poniéndolas a la venta. Entre los compradores figurarían Santiago Rolland (Av. Triunvirato hasta Ceretti, entre Olazábal y Monroe) y Emilio C. Agrelo.
Roberto Sebastián anexó a sus extensiones de tierras, la zona que vendría a estar delimitada por las actuales calles Cramer hasta algo más de la Av. de los Constituyentes, entre la Pampa y Olazábal. Varios años después de su muerte, sus familiares pusieron a la venta algunas fracciones que fueron compradas por Vicente Chas, E. Lacroze y Pedro Delponti.
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