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27 de marzo de 2013

2 DE ABRIL: DÍA DE LOS VETERANOS Y CAÍDOS EN MALVINAS.



La historia es un poco larga de contar. Pero es aproximadamente así. Las Malvinas fueron descubiertas en 1520 por Esteban Gómez, un piloto español que integraba la expedición de Fernando de Magallanes.
Cuando en 1535 el rey de España Carlos I dividió sus dominios americanos, incluyó a las Malvinas dentro de los límites del Virreinato del Perú. Pero desde Lima, la capital del Perú, era muy difícil controlar lo que pasaba en el lejano Atlántico Sur. Y lo que pasaba era grave: piratas holandeses, ingleses y franceses merodeaban las islas y las costas patagónicas y desembarcaban en sus costas.
Los españoles protestaron enérgicamente ante estas ocupaciones. Y tan bien lo hicieron que en 1767 Francia reconoció la soberanía española sobre el archipiélago. Los ingleses opusieron mayor resistencia, pero finalmente abandonaron las islas en 1774. La Corona española no quedó satisfecha con estos desalojos y en 1776 creó el Virreinato del Río de la Plata. Su capital fue Buenos Aires, que estaba casi sobre el Atlántico y mucho más cerca de las Malvinas que la lejana Lima. 

 En 1816, la Argentina proclamó su Independencia de España. Y heredó del antiguo reino europeo la Patagonia y las islas Malvinas. Nuestro país ocupó las islas en 1820. Nombró entonces a un gobernador y estableció un penal para encerrar a presos muy peligrosos. En 1829 llegó el gobernador Luis María Vernet, quien fundó una población y prohibió la caza de focas. Al año siguiente, Vernet apresó un barco estadounidense que violó esa prohibición. Y los yanquis, en represalia, atacaron las islas, destruyeron todo lo que encontraron a su paso y luego se marcharon.

 LUIS MARÍA VERNET
En 1833, los ingleses aprovecharon la debilidad de las defensas de las islas para ocuparlas, arriar la bandera argentina y expulsar a sus habitantes. Entre ellos se encontraba el gaucho Antonio Rivero, quien encabezó la resistencia contra la ocupación colonial. Pero la sublevación fue vencida y Rivero y algunos de sus compañeros fueron tomados prisioneros y juzgados en Gran Bretaña.
Cuando esas noticias llegaron a la por entonces Confederación Argentina, Juan Manuel de Rosas y otros gobernadores argentinos de la época presentaron reclamos ante los diplomáticos británicos. Pero los invasores desoyeron esas protestas, fortificaron las islas y radicaron colonos que se quedaron allí y tuvieron hijos, nietos y bisnietos.

 Cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, en 1945, se inició la llamada descolonización, durante la cual las antiguas colonias europeas comenzaron a luchar para conquistar su Independencia.
Y a pesar de que el caso de las Malvinas era distinto, porque la población era de origen inglés y no deseaba independizarse, la diplomacia argentina logró que en varias oportunidades la Organización de las Naciones Unidas (ONU) condenara la ocupación británica. Paralelamente, hubo un acercamiento hacia los isleños: se establecieron vuelos comerciales entre las islas y el continente, se atendió a personas aquejadas de enfermedades graves en hospitales de nuestro país, etcétera. Esta política de acercamiento y seducción parecía estar empezando a dar frutos positivos cuando…

  
A principios de 1982 la última dictadura argentina se tambaleaba. Fue entonces que el presidente de facto, el general Leopoldo F. Galtieri, intentó un manotazo de ahogado: recuperar por la fuerza las islas Malvinas para de ese modo ganar el apoyo del pueblo y salvar el gobierno militar.
La operación de desembarco tuvo lugar el 2 de abril de 1982 y fue todo un éxito: las fuerza argentinas sorprendieron totalmente a las tropas británicas y tomaron control de las islas sin que prácticamente no hubiera enfrentamientos armados. Una gran parte de los argentinos festejó la recuperación y ocupó la Plaza de Mayo y las principales plazas del país para expresar su alegría. Galtieri respiraba aliviado. Todo parecía salir como lo había planeado. Todo, menos la reacción de la primera ministra británica:Margaret Thatcher. La llamada “Dama de Hierro” enfrentaba una dura oposición a su política económica neoliberal. Así que la ocupación le vino como anillo al dedo para unir a gran parte de los británicos tras la causa de la reparación del orgullo herido. Pronto partió de Londres una gran flota compuesta por más de 100 buques para recuperar las islas. Hubo agitadas negociaciones para evitar la guerra. Y cuando parecía que estas podían tener éxito, un submarino británico se topó con el crucero argentino General Belgrano. Consultado Londres, la orden de la Thatcher fue terminante: ¡hundan al Belgrano! Y el Belgrano se hundió, llevándose con él trescientas vidas argentinas y la posibilidad de preservar la paz.
Después vinieron los bombardeos para ablandar las posiciones argentinas y el desembarco de las fuerzas británicas, que en un mes y medio lograron acorralar en los alrededores de Puerto Argentino a las inexpertas tropas argentinas formadas por muchachos de 18 y 19 años. La rendición argentina, el 14 de junio de 1982, significó el fin de la dictadura. Galtieri renunció y la junta militar convocó a elecciones generales para el 30 de octubre de 1983. Esas elecciones fueron ganadas por el candidato de la UCR,Raúl Ricardo Alfonsín.

En la actualidad, las autoridades de nuestro país intentan restablecer las negociaciones con Gran Bretaña. Pero estas negociaciones están trabadas. Es que el recuerdo de la guerra está muy fresco todavía y los isleños no quieren saber nada con los argentinos. Habrá que esperar que el tiempo pase, que las heridas cicatricen y tal vez en futuro que nosotros no veamos las Malvinas vuelvan a ser argentinas.

10 de diciembre de 2012

10 DE DICIEMBRE: DÍA DE LA RESTAURACIÓN DE LA DEMOCRACIA.


El 30 de Octubre de 1983 fue un día histórico para nuestro país.
Hoy, en Argentina, se celebra el “Día de la Democracia”, una jornada oficial en recuerdo de la recuperación de la misma que consiguió el país en esta fecha, pero del año 1983.
También es conocida esta jornada como “Día de la Recuperación de la Democracia”.
Ese  día  volvieron a ser las urnas, como medio canalizador de la voluntad popular, las encargadas de elegir a nuestros gobernantes.
Habían pasado siete años desde el último golpe de estado, el que derrocó al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón. Y fue en un contexto muy conflictivo, luego de los problemas provocados por los grupos terroristas que sembraron el caos en la sociedad argentina, a horas de estallar un conflicto armado con Chile y finalmente después de sufrir una derrota en la guerra por la recuperación de las Islas Malvinas, cuando el gobierno militar convocó a elecciones generales en 1983.
El General Reynaldo Bignone, último Presidente militar, fue el encargado de colocarle la banda presidencial al candidato de la Unión Cívica Radical: el Dr. Raúl Ricardo Alfonsín. Al finalizar el acto de traspaso, Alfonsín se asomó al balcón para saludar a la multitud que desbordaba la Plaza de Mayo: "El pueblo, unido, jamás será vencido", dijo en su discurso, y la gente coreó ese estribillo.
Aquel 30 de octubre, Alfonsín se convirtió en el primer candidato radical que pudo vencer al peronismo, y lo hizo por un amplio margen: obtuvo el 51,74 % de los votos (un total de 7.725.173 votos) contra el 40,15 % del Partido Justicialista.
Si bien su presidencia estuvo plagada de problemas, como la inflación, la alta deuda nacional, las constantes disputas laborales y el descontento militar, Alfonsín permitió que la democracia se consolide en la Argentina. Aunque 5 meses antes del tiempo determinado por la Constitución  (debido a los grandes problemas económicos que afectaban al país), Alfonsín traspasó el mando a un nuevo presidente constitucional el 8 de julio de 1989. 

22 de noviembre de 2012

EL CEIBO , NUESTRA FLOR NACIONAL




Cuenta la leyenda que en las riberas del Paraná, vivía una indiecita fea, de rasgos toscos, llamada Anahí. Era fea, pero en las tardecitas veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran dueños... Pero llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel blanca, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad.
Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó, y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián, y huyó rápidamente a la selva.
El grito del moribundo carcelero, despertó a los otros españoles, que salieron en una persecución que se convirtió en cacería de la pobre Anahí, quien  al rato,  fue alcanzada por los conquistadores. Éstos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo  la muerte en la hoguera.
La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que parecía no querer alargar sus llamas hacia la doncella indígena, que sin murmurar palabra, sufría en silencio, con su cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.
Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su esplendor, como el símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento.