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21 de agosto de 2013

HISTORIA DE LOS BARRIOS: VILLA LURO

El 1 de Diciembre de 1911 quedó habilitado un apeadero del F.C. Oeste (luego Domingo F. Sarmiento), al que se denominó Villa Luro, apellido de la familia de la que uno de sus miembros (Pedro Olegario) fuera propietario de tierras de estos lugares.
En 1923 esta parada fue trasladada a su actual emplazamiento, en el que casi no se registran elementos de lo que fuera un importante nudo ferroviario, teniendo en cuenta que en él tenían su cabecera dos ramales: uno hacia el Barrio de Versalles (El Trencito) y el otro hasta empalmar con el ex FC Pacífico.
Con el tren y los tranvías, por las Av. J. B. Alberdi y Rivadavia, comenzaría un proceso de urbanización que iría modificando el paisaje rural, de este sector de la ciudad, ocupado hasta entonces, fundamentalmente, por quintas de hortalizas y hornos de ladrillos. La cría de ovejas no fue ajena, al igual que algunos tambos, siendo el más recordado La Granja Nacional de los hermanos Pedro y Julio Costa, cuyo edificio principal se mantuviera en pie hasta la década del 60, funcionando en él, una de las paradas que existieron sobre el Camino Real, lugar de congregación de lugareños y caminantes.

          
Villa Luro posee un rico historial, aunque lamentablemente perdido como consecuencia de la indiferencia hacia la tradición, construcciones que hubieran contribuido a conocer y comprender períodos de nuestra historia y pasado colonial, como la casa de Los Virreyes, en Monte Castro, edificación que estuviera emplazada en la manzana comprendida por las calles: San Blas, Moliere, Camarones y Virgilio.
A principios del Siglo XX  los talleres del ferrocarril, con su monumental obra, comenzarían a “domar” al terrible Arroyo Maldonado, entubado en la década del 30, y una legión de trabajadores, del mismo, se establecería en sus alrededores, poblando gran parte del Barrio al igual que a los de Liniers y Versalles.
Villa Luro, a quien Hugo Corradi bautizara El Barrio Centenario, pugna por no perder su identidad “la conexión con el pasado, requisito indispensable para una nueva y segura tradición”, tal como lo expresara, alguna vez, el historiador Sigfrido Giedion y que permita como parte de la Comuna 10 su presencia en los futuros diseños urbanos de la ciudad.